El ladrillo ha sido, y sigue siendo, un material constructivo esencial a lo largo de los siglos y diferentes culturas; en un principio con sus tradicionales funciones estructurales como muro de carga, más tarde como cerramiento y después como protagonista de revestimientos y acabados. Hoy, arquitectos, diseñadores y fabricantes han visto la oportunidad de desarrollar una nueva estética con un material económico que destaca por sus características mecánicas y de durabilidad.
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Aunque algunos lo asocien a un material propio de construcciones tradicionales, las fachadas de ladrillo han vuelto a cobrar protagonismo en la arquitectura contemporánea gracias a la aplicación de nuevas tecnologías.
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Material versátil. El ladrillo es un material que, con poco mantenimiento, ofrece gran resistencia al paso del tiempo. De ahí que haya sido utilizado en todas las tipologías y zonas climáticas.
Sus diversas tonalidades, la amplia variedad de acabados y su calidez hacen que se integre en cualquier entorno y que combine con otros materiales como el hormigón, la madera o el acero.
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Una opción respetuosa con el medio ambiente. El ladrillo se obtiene a partir de la arcilla sometida a un proceso de cocción. Por lo tanto, no contiene sustancias tóxicas ni sintéticas. Además, en caso de incendio no emite gases perjudiciales.
Otra de sus características más ventajosas es su transpirabilidad. Una casa construida en ladrillo transpira de forma natural, y esto facilitará el equilibrio en el porcentaje de humedad del aire interior. Eso sí, para mantener esa característica hay que evitar el uso de pinturas y revestimientos impermeabilizantes no transpirables.
Sin embargo, para poder considerar el ladrillo como un material totalmente “ecológico” habría que solucionar algunos aspectos en su fabricación. Por una parte, conseguir evitar el desprendimiento de grandes cantidades de CO2 en su cocción y desarrollar la la puesta en marcha de procesos de reciclaje del ladrillo usado.
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Gran variedad de acabados. El Klinker es el ladrillo más utilizado en las fachadas de ladrillo caravista. Está fabricado mediante el extrusionado de una mezcla de arcillas especiales y agua. Además, tiene una especial durabilidad y belleza.
Existen diferentes variedades dentro de este tipo de ladrillos.
- Los flaseados ofrecen variedades tonales para conferir a la fachada un color más irregular y dotarla de un mayor movimiento.
- Los hidrofugados contienen un tratamiento especial que facilita su limpieza y hace que mantenga durante más tiempo su aspecto.
- Y por último, los esmaltados que, gracias a un tratamiento superficial mediante una fina capa de esmalte, aportan al material de un brillo característico.
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Hoy en día, existen propuestas que rescatan otros tipos de ladrillo, menos nobles, para crear fachadas vanguardistas a base de materiales muy económicos que no solían usarse como materiales vistos para fachadas. Es el caso de esta pequeña vivienda en Gualba, a cargo de H arquitectes, que cuenta con una fachada con cámara y con la hoja exterior de ladrillo perforado (ladrillo gero), pero colocado por la cara que normalmente no se ve.
El ladrillo de adobe, usado desde la antigüedad, es otro tipo de ladrillo que está siendo muy utilizado actualmente en la bioconstrucción. Se trata de un ladrillo de barro sin cocer secado al sol. En su composición se utilizan arcilla y arena; mezcla a la que se le añaden aditivos en función del tipo de tierra y el clima. Los más utilizados suelen ser la paja y la cal. El resultado es una fachada que transpira y que tiene buena capacidad para almacenar el frío y el calor dependiendo de la estación. Su mayor desventaja es la lentitud del proceso de fabricación.
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Fachadas autoportantes y ventiladas. En España, durante décadas, el uso de la fachada tradicional de ladrillo caravista ha estado muy extendido en la construcción de viviendas. ¿Por qué? Las mayores ventajas que ofrece son las siguientes: durabilidad, bajo mantenimiento y economía. Además, sus altas prestaciones técnicas cumplen los requisitos del Código Técnico de la Edificación: impermeabilidad, aislamiento térmico, aislamiento acústico y resistencia al fuego.
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Sin embargo, estas fachadas tienen también una serie de limitaciones:
- Estructurales: debido a que la fachada de ladrillo se apoya sobre los forjados, no son recomendables para construir muros de grandes alturas sin apoyos intermedios.
- Higrotérmicos: puesto que estas fachadas no consiguen solucionar el problema de los puentes térmicos en los encuentros entre forjados y fachada, el aislamiento térmico general de la envolvente se ve debilitado.
- Estéticos: ya que requieren el empleo de plaquetas cerámicas en el frente del forjado. Así, en ocasiones puede derivar en diferencias de tonalidades entre las diferentes piezas.
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Es importante destacar que, actualmente, varios fabricantes han desarrollado sistemas de fachadas autoportantes y ventiladas de ladrillo caravista que consiguen una clara mejora de las prestaciones de las fachadas tradicionales. Además de mantener las propiedades inherentes a este material como son su estabilidad, resistencia, estética y funcionalidad, aportan también soluciones a cuestiones lumínicas, térmicas y acústicas gracias a su gran capacidad de aislamiento.
En este tipo de fachadas, al ser autoportantes, la hoja exterior de ladrillo se separa de la estructura, lo que permite el paso continuo de una cámara de aire. Esto resulta en varias ventajas que describimos a continuación.
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Comportamiento estructural: La hoja exterior de la fachada se ata a la estructura del edificio mediante anclajes a forjados y pilares, y se arma, por lo que se evitan problemas de estabilidad.
Comportamiento higrotérmico: Debido a que el ladrillo y el aislante pasan continuos por delante de la estructura del edificio, se eliminan los puentes térmicos. Además, la cámara de aire facilita la circulación en su interior y mejora las prestaciones higrotérmicas de la fachada.
Aislamiento acústico: La fachada está compuesta por dos hojas que no están conectadas entre sí, y de esta manera su comportamiento acústico es óptimo.
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Mejoras estéticas: Al eliminar el paso de la pared de ladrillo por el frente del forjado, y al no requerir el empleo de piezas especiales, se evitan posibles diferencias de tonalidad entre los ladrillos.
Optimización del proceso de ejecución: La colocación de anclajes y armadura es muy sencilla y no requiere mano de obra especializada.
Ahorro económico: El coste económico es equiparable al de las fachadas tradicionales, ya que el precio de los elementos auxiliares (anclajes y armaduras) se compensa con la optimización de la mano de obra.
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Fachadas translúcidas que protegen del sol. ¿Es posible construir una fachada de ladrillo que deje pasar la luz, la tamice y nos proteja del soleamiento excesivo? Sí, dentro de la versatilidad que ofrece el ladrillo están también las fachadas de celosías. Mediante las fachadas autoportantes de ladrillo se permite cierta flexibilidad, y se pueden crear patrones que dejen pasar la luz en forma de fachadas perforadas, eliminando ciertas piezas sin debilitar su estabilidad estructural.
En esta vivienda en México, diseñada por Alexanderson Arquitectos, los enormes paños de celosías de ladrillo generan un juego de luces y sombras que enriquece el recorrido espacial en el interior. La hoja exterior de ladrillo ejerce de filtro solar para el cerramiento interior de vidrio, con lo que se crea una cámara que sirve para amortiguar las temperaturas extremas. La celosía permite el paso de la luz, la brisa y crea además diversos matices lumínicos a lo largo del día.
BLURARQUITECTURA
A día de hoy, se están desarrollando tecnologías que permiten construir celosías que se asemejan las fachadas de ladrillo mediante sistemas de elementos cerámicos mucho más ligeros y de fácil y rápida colocación.
Flexbrick, por ejemplo, es un sistema industrializado compuesto por láminas cerámicas flexibles basado en el concepto del “tejido cerámico”. Está compuesto por una malla de acero en la que se insertan las piezas cerámicas. De esta manera se consigue evitar la colocación pieza a pieza de la celosía.
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Un material que puede aportar gran variedad de texturas y ornamentos. Los elementos decorativos actuales se conciben en muchos casos como una parte integral de la envolvente del edificio. Más allá de las fachadas hom*ogéneas de ladrillos que todos conocemos, hay alternativas y diseños que juegan con la textura que es capaz de crear este material. El ladrillo visto posee una cualidad expresiva inherente, y puede llegar a generar patrones, texturas y relieves totalmente vanguardistas en una fachada.
Algunas técnicas han de realizarse en obra y requieren de un trabajo casi artesanal. Otras, requieren del uso de la tecnología digital en las fases de diseño, planificación y construcción, para así conseguir complejas formas y patrones tridimensionales a través de la colocación del ladrillo.
OOF! Architecture
Yendo más allá de la práctica artesanal, en la actualidad existen técnicas para colocar ladrillos con robots y formar patrones generados digitalmente. Es el caso de esta renovación de una antigua vivienda victoriana en Melbourne, por parte de OOF! Architecture. Como elemento protagonista del proyecto, se creó una dinámica fachada a base de una superficie de ladrillo con un original aparejo que saluda al viandante.
La fachada fue diseñada en colaboración con la artista Rose Nolan, y se erige como la interpretación contemporánea a la herencia de las construcciones en ladrillo de los años 60 y 70 de edificios de viviendas y pequeños almacenes de la zona.
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